Mi posición sobre la cuestión de las descargas de contenidos es sobradamente conocida, pero la reitero una vez más. Desde una posición de elemental justicia, y conforme a las distintas declaraciones de derechos humanos y culturales de vigencia universal, el acceso a la creación cultural, artística y científica no puede ser objeto de discriminación por cuestión de renta. La obra de Bach, Beethoven, Messiaen o Stockhausen es propiedad del conjunto de nuestra especie, producto de la genialidad individual del autor pero también de una larga senda de avance colectivo, de hábitos e instituciones sociales compartidas.
martes, 3 de febrero de 2009
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