
Quedémonos con estas palabras al hilo de la exposición Desacuerdos: "Esto podía pasar. Era evidente que a algún moderno cabrón con inquietudes sociales y preparación académica acreditada, le podía dar por meter fragmentos de nuestro pasado más reciente e inmediato en vitrinas de cristal". Son comprensibles el estupor y el cabreo. Pero, ¿hemos abordado en serio el problema de fondo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario